N.C. Wyeth : ilustración de antes para lectores de ahora



























Conviene recordar que las buenas historias, las que permanecen en la memoria del lector fueron o serán ilustradas por gente que tiene la disposición y el talento de abrazar la palabra y mejorarla a través del trazo. Creo que la literatura le debe mucho a los ilustradores, ellos son capaces de mostrarnos con una imagen el lugar donde nos espera la puerta de entrada a una nueva aventura. Y es que tras muchos años entre palabras, puedo decir sin temor a equivocarme, que no hay mejor invitación a la lectura que un libro bellamente ilustrado. 

Hoy rescato a uno de los grandes N.C Wyeth. Un pintor americano que centró gran parte de su carrera como ilustrador de obras de literatura universal. Desde muy joven su carácter le llevó a ser un gran coleccionista visual, creaba partiendo de la realidad, porque sólo así se sentía a la altura de la escritura de los grandes textos. Su trabajo está cargado de respeto y esfuerzo por adecuar a través del color y el trazo un universo que complemente y visibilice su herencia literaria. Sus paseos de juventud le permitieron abrir los ojos a nuevas gamas cromáticas. Era un gran generador de atmósferas, uno de los mejores, se valía del paisaje para enmarcar la acción de las grandes historias dando mayor rotundidad al retrato de sus protagonistas. Sin paisaje los personajes estarían a la deriva, vivirían bajo el peso de una soledad que no merecen. El paisaje en Wyeth es algo más que un acompañamiento, es una historia dentro de la narración. Una historia que completa y redondea nuestra entrada a la ficción.
 Podéis ver su obra aquí


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