La correspondencia. Giuseppe Tornatore




Reconozco que siento debilidad por las historias que surgen, crecen o se mantienen a flote a través de la palabra escrita. Creo que el género epistolar permite a los amantes una aproximación mucho más profunda que los invita a explorar y tal vez expandir el alcance de su corporalidad. Hay muchas formas de matar el amor y muy pocas de provocar su continuidad. Aunque todos sabemos que lo convencional rompe el vínculo entre los amantes, caemos en la trampa hasta ahogarnos, nuestra torpeza no conoce límites, como tampoco nuestra capacidad de reinventarnos en cada nueva relación. Existe un claro prejuicio hacia la sentimentalidad que rodea la temática amorosa, como si nos viéramos superados por las imágenes que reducen algo inabarcable a una partícula de polvo. Dentro de una cultura que genera productos de consumo, el amor se ha visto seriamente afectado y lo habitual para cierto sector de la población es juzgar desde una posición elevada, como si el amor sólo pudiera ser reflejado en la creación como algo que debe ser admirado detrás de un finísimo velo. Su exhibición nos avergüenza, hay un veneno en el exceso de pudor que perjudica nuestra creencia. De ahí que el arte persista en generar  historias con el fin de apaciguar distancias. Tornatore es especialista en eso. Su filmografía está llena de amor, desde “Cinema Paradiso”, que es un canto al cine desde la sala de proyección a “Malena”, que es pura carnalidad, o la “Mejor oferta” que habla de la idealización de la persona amada hasta el punto de permitirle la ventaja de nuestra destrucción. Con “La correspondencia” explora una historia que debe ser vista con el respeto hacia una búsqueda que nos obsesiona. ¿Es posible que alguien desafíe las reglas que rigen su propia desaparición?. ¿Funcionaría la fórmula de inventar una continuidad a nuestra existencia para permitirnos explorar el deseo de formar parte de un pacto de ficcionalidad?. La muerte en esta película no marca el final sino el comienzo de una reflexión sobre el poder que ejerce sobre nosotros. De alguna forma cada historia es vivida desde la intimidad de lo que antes creíamos imposible y ahora vivimos como un bien cotidiano. 

Hay tantas posibilidades de vivir una gran historia como de esquivarla, la predisposición al juego ,parece decirnos Tornatore, es lo que marca el camino a una mejor y más plena experiencia amorosa.

Valoración: 7/10

Recomendaciones literarias: Las amistades peligrosas de Choderlos de Laclos, , Carta de una desconocida de Stefan Zweig, Cartas a Sandra de Vergilio Ferreira, La más que viva de Christian Bobin.

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