Hay un diálogo que parte de la energía generada por lo efímero. Al contemplar sus obras el espectador se ve forzado a pactar con su respiración, se ve abocado a la calma. En los collage de Francisca Pageo (Murcia, 1983) la ciudad recupera la voz para nombrarnos, convirtiéndonos en imágenes valiosas, en piezas de un museo que basa su potencial en lo mutable. Ella es el tipo de persona que ha educado su mirada tras realizar una inmersión en el imaginario de otros: grandes maestros de la pintura, fotógrafos, filósofos, novelistas. Su obra late con el tipo de vibración que sublima nuestra existencia. Gracias a una técnica muy depurada, es capaz de generar una nueva y mejorada proyección de nuestro entorno. Es así como nos descubrimos dentro de un vórtice orgánico desde el que es posible la confluencia entre la idealización pictórica y la realidad contemporánea. Aunque Francisca basa su talento en lo visual, se intuye como cada uno de sus trabajos es una pieza con el tipo de sonoridad que nos permite habitar la acústica del paisaje. En su obra el volumen es tan importante como la textura, lo que es plano, en ella cobra la profundidad de una sima oceánica. Su talento no se encuentra únicamente en el resultado, sino en el viaje sentimental al que nos obligan sus imágenes. Prepárense a habitar un temblor necesario.
Banda sonora : Play
Un cortometraje: La déraison du Louvre, de Ange Leccia
No te debes perder a: Alex Llovet y Rocio Montoya
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