Monica Rohan. La ingravidez de lo orgánico.




























Gobernar el espacio para crear un vínculo, tejer una manta para envolverse en ella y mantener un diálogo textil que nos permita formar parte de un juego secreto. Sumirse en uno mismo hasta desaparecer y ser retratado en el proceso como un cuerpo que tiende a ocultarse, dejando que la abstracción del patrón de una manta o la densidad de un jardín indague con ferocidad en nuestros silencios. Iniciarse en el tacto para dejarse conquistar por el color y la textura. Ante nosotros se abre una incógnita en torno al tipo de búsqueda que conlleva una desaparición.  En las pinturas de Mónica Rohan (Queensland,Australia), existe un diálogo interior que evidencia el ensimismamiento al que nos conducen el tipo de ensoñaciones que se descubren en la infancia. En esa atmósfera donde el tiempo parece detenerse, se abre paso una nueva intimidad que otorga mayor protagonismo al recuerdo frente a la realidad. Podría decirse que Rohan despliega en cada trazo la estética del mimo hacia el entorno, el color y el trazo permiten a las figuras realizar una inmersión en el paisaje que las sostiene. El rostro se esconde, porque en su obra el mensaje no parte de lo obvio, la forma en la que los cuerpos se pliegan o se agachan es parte del sentido orgánico de la composición. Al espectador no le cuesta identificar el movimiento y al hacerlo se cierra el círculo. Nosotros, al observar sus lienzos,también hemos retomado un viaje que teníamos pendiente.


Web: http://monicarohanblog.tumblr.com/
Inspiración: Edouard Vuillard
Música: Le lendemain

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